En 1958, el comerciante de ganado brasileño Celso García envió al vaquero semillero Ildefonso dos Santos a la India para encontrar un toro que pudiera mejorar la ganadería de Brasil. bbc Sid estaba hojeando fotografías cuando se enamoró de un ternero llamado Krishna: su pelaje era blanco rojizo y sus cuernos colgaban. El CID ordenó inmediatamente comprar este toro maravilloso. Fue en 1960 cuando el maravilloso toro de la India llegó a Brasil.
Los vaqueros de la época lo describieron como un “coloso”. “Nada puede expresar lo que se dice sobre esta criatura: es un coloso”, afirmó.
De acuerdo a bbcKrishna, un regalo del maharajá de Bhavnagar, resultó ser una revolución genética en el mercado ganadero brasileño, con altos precios para la raza Gir, considerada hoy como una de las más valiosas en el mercado de embriones bovinos. Su raza constituye el 80% de la producción lechera de Brasil. El gobierno indio incluso ha pedido ayuda a Brasil para importar la raza a la India, donde la raza casi se ha extinguido debido a intentos fallidos de cruzamiento.
Según el nieto de Sid, Guilherme Sachetim, Krishna es el punto de inflexión en la historia de la ganadería brasileña. “Él rejuveneció el rebaño lechero nacional en un momento en que la endogamia controlaba la productividad”, dijo.
De hecho, los avances en las técnicas de mejora genética permitieron que el ADN de alto rendimiento de Krishna se extendiera por todo Brasil. Dijo que millones de personas han disfrutado de esta importación. bbc.
La historia de Krishna vincula a Brasil con la gloriosa tradición de la India de criar ganado durante el reinado de los maharajás, quienes trajeron razas resistentes a los ataques de los leones. El legado de Krishna continúa dando forma a la industria láctea de Brasil, pero también para el mejoramiento de millones de personas en todo el continente americano.
Esta amistad con el maharajá de Bhavnagar, junto con su habilidad política y sus gestos filantrópicos, ayudaron a cambiar para siempre el panorama de la industria láctea de Brasil. Visitó la granja de Celso en Sertanópolis a principios de la década de 1960 y le dejó todas sus vacas antes de su muerte. Esto no sólo profundizó la amistad sino que también marcó el comienzo de grandes avances en la ganadería brasileña.
El legendario toro Krishna, que jugó un papel tan importante en este proceso, ha dejado su propio legado. Después de su muerte, el CID embalsamó el cuerpo de Krishna en un ataúd de cristal y lo guardó en la granja, donde permanece hoy. Un cartel en el que alguien cayó en las garras de Krishna: “¿Quieres conocer a Gir? ¡Véame!” – Prueba de la gran influencia del toro en la raza.
Hoy en día, una gran niña brasileña puede producir 20 litros de leche al día. Diez veces más que el ganado original traído a Brasil hace casi un siglo, esto representa un salto significativo en la productividad. Pero estos saltos en la productividad reflejan el impacto espectacular de Krishna y los siguientes programas de mejoramiento en el sector lácteo y realmente han mejorado las vidas de muchos agricultores en todo Brasil.