Cómo una bolsa de Cheetos causó estragos en un frágil ecosistema de cuevas en EE. UU.

El Parque Nacional de las Cavernas de Carlsbad es una de las principales atracciones turísticas de Nuevo México.

Es un hecho conocido que los residuos plásticos de un solo uso que dejan las personas después de eventos y actividades al aire libre tienen un efecto perjudicial sobre el medio ambiente. Ya sea en una llanura, a orillas de un río, en un desierto o en la cima de una montaña, parece que los viajeros dejan residuos plásticos en todos los lugares naturales. La basura se está convirtiendo en un enorme problema que amenaza a estos lugares por su frágil ecología y valor estético.

La semana pasada, en el Parque Nacional de las Cavernas de Carlsbad, en Estados Unidos, a un visitante se le cayó una bolsa abierta de Cheetos. Sirvió como refrigerio para los moldes de las cavernas. Una de las atracciones más visitadas de Nuevo México, la cueva del parque recibió a casi 400.000 visitantes el año pasado.

En respuesta, los guardaparques eliminaron minuciosamente el moho y el crecimiento bacteriano a lo largo del camino que conduce a la cueva, que es la cámara de cueva más grande por volumen en América del Norte, durante 20 minutos. Y estas son las bolsas de guepardos arrojadas a las manos de visitantes descuidados.

La cuenta de redes sociales del parque nacional ha compartido una declaración sobre el incidente, explicando que afectamos el mundo que nos rodea de manera sutil, ya sea intencional o no.

La publicación dice: “Para el dueño de la bolsa de bocadillos, el impacto probablemente fue incidental. Pero tuvo un impacto enorme en el ecosistema de la cueva”.

“El maíz procesado, ablandado por la humedad de la cueva, crea el ambiente perfecto para albergar vida microbiana y hongos. Los grillos, ácaros, arañas y moscas de las cavernas pronto se organizan en una red alimentaria improvisada, esparciendo nutrientes a las cuevas y formaciones circundantes.

“Los guardabosques pasaron veinte minutos retirando cuidadosamente restos extraños y moho de la superficie de la cueva. Algunos miembros de este ecosistema efímero son habitantes de cuevas, pero no hay mucha vida microbiana ni moho. A la escala de la visión humana, una bolsa de bocadillos derramada podría serlo. Parece insignificante, pero la vida en las cavernas puede ser grande o pequeña, dejamos un impacto dondequiera que vayamos.

Este incidente revelador es un recordatorio de que nuestra dependencia de la comodidad tiene un costo significativo para el planeta y que viajar conscientemente es más importante que nunca.

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