Si entras en la jubilación y te sientes tentado a tomar alguna que otra copa de vino, intenta no sentirte tan mal por ello.
Porque beber con moderación durante este período de transición puede ayudar a proteger contra la depresión, según un estudio.
Los investigadores rastrearon a más de 27.500 personas durante 14 años, registrando sus hábitos de bebida y su estado de salud.
Descubrieron que, en general, los jubilados mostraban más síntomas de depresión que los que todavía estaban trabajando.
Pero el análisis encontró que los jubilados que bebían moderadamente tenían menos síntomas de depresión que aquellos que bebían alcohol o se abstenían por completo.
El consumo moderado de alcohol se clasificó como de uno a tres tragos por día para las mujeres y de uno a cuatro tragos por día para los hombres.
Al mismo tiempo, el consumo excesivo de alcohol se clasificó como cuatro o más tragos por día para las mujeres o cinco o más tragos por día para los hombres.
Los autores afirman que el consumo moderado de alcohol puede estar asociado con menos síntomas depresivos debido a la capacidad del alcohol para mejorar el estado de ánimo a través de la socialización.
Un nuevo estudio encuentra que beber con moderación en el tiempo libre puede reducir la depresión (foto de archivo)
En general, los jubilados mostraron más síntomas de depresión que los que aún trabajaban (foto de archivo).
Pero advirtieron que no recomiendan tomar una copa o dos con regularidad para adaptarse a la jubilación.
La Dra. Antonia Díaz-Valdés, alcaldesa de la Universidad de Chile, dijo: “Beber alcohol aumenta el riesgo de caídas y otras lesiones y puede provocar dependencia, y esto suele ir acompañado de una mala salud”.
“No hay duda de que adaptarse a la jubilación puede resultar difícil para algunos, pero recurrir al alcohol no es la respuesta”.
En general, los autores dicen que es vital que las personas reciban apoyo para ayudarlas a adaptarse a los cambios en la jubilación y evitar que recurran al consumo excesivo de alcohol.
“Es fundamental proporcionar mecanismos alternativos para afrontar el consumo excesivo de alcohol entre los jubilados”, añadió la Dra. Christina Seiler, de la Universidad Simmons de Boston.
Los hallazgos se publican en la revista Aging and Mental Health.