El presidente Trump dijo el lunes que Estados Unidos devolvería el control del Canal de Panamá, la vía fluvial estratégica construida por Estados Unidos que Washington entregó al gobierno panameño hace más de un cuarto de siglo.

“Se lo dimos a Panamá y lo vamos a recuperar”, declaró Trump en su discurso inaugural.

El presidente acusó al gobierno panameño de ignorar los intereses estadounidenses, cobrar de más a los barcos estadounidenses -incluidos los de la Armada estadounidense- y, de hecho, desviar rutas marítimas vitales que unen los océanos Pacífico y Caribe con China.

“China administra el Canal de Panamá y no se lo dimos a China”, acusó Trump.

En respuesta a Trump, el presidente panameño, José Raúl Mulino, rechazó la idea de ceder el control del canal de su país, una de las vías fluviales icónicas del mundo y fuente emblemática de orgullo nacional e ingresos para la nación centroamericana.

“El canal está y seguirá estando bajo control panameño”, dijo Mulino en un comunicado, repitiendo los comentarios que hizo el mes pasado después de que Trump planteara la idea de recuperar el control del canal.

Y, rechazando la acusación de Trump de que China dirige el canal, Mulino negó que otro país distinto de Panamá dirigiera la operación. “Ninguna nación del mundo interfiere en nuestra administración”, afirmó Mulino, quien afirmó que el diálogo es la mejor manera de abordar cualquier conflicto. Un consorcio con sede en Hong Kong controla dos puertos a cada lado del canal.

Estados Unidos no ha dado ningún detalle sobre cómo planea recuperar el control sobre el territorio y la infraestructura que forma parte del territorio soberano panameño, un territorio sobre el que el país ha prometido no renunciar a su liderazgo.

“Hemos sido tratados muy mal por este regalo estúpido que nunca debería haberse hecho y se rompió la promesa panameña”, dijo Trump. “El propósito de nuestro acuerdo y el espíritu de nuestro acuerdo han sido completamente violados”.

Estados Unidos entregó el control del canal a Panamá en diciembre de 1999, tras un período de administración conjunta tras un tratado entre Estados Unidos y Panamá firmado en 1977. Si bien algunos críticos estadounidenses atacaron el cambio como una traición, muchos partidarios tanto en Estados Unidos como en América Latina calificaron la medida como un paso histórico y positivo en la historia estadounidense.

El canal de 51 millas de largo evita la necesidad de que los barcos realicen viajes más largos alrededor del Cabo de Hornos en la punta de América del Sur.

Considerado una de las hazañas de ingeniería del mundo, el canal se inauguró en 1914 después de años de construcción que implicó limpiar selvas plagadas de malaria, atravesar montañas y construir complejas esclusas en todo el istmo de Panamá. Miles de trabajadores, muchos de ellos de países caribeños, murieron en el enorme proyecto del canal.

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