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Las autoridades talibanes del este de Afganistán ejecutaron el miércoles a un asesino convicto mediante un pelotón de fusilamiento en un estadio deportivo, en la sexta ejecución pública desde que regresaron al poder.
La víctima recibió tres disparos en el pecho delante de miles de espectadores en Gardez, capital de la provincia de Paktia.
La noche antes de la ejecución, la oficina del gobernador recurrió a las redes sociales para instar a los funcionarios y residentes a “asistir al evento”.
“Un asesino ha sido castigado como represalia”, dijo el Tribunal Supremo de Afganistán en un comunicado.
El tribunal dijo que la orden de ejecución fue firmada por Hibatullah Akhundzada, el líder supremo de los talibanes.
El hombre, condenado por matar a otro hombre, Habibullah Saif-ul-Qatal, había estado detenido desde antes de que los talibanes llegaran al poder, mientras que el caso fue “examinado de manera muy precisa y repetida” por tres tribunales militares, según el comunicado.
A la familia de la víctima se le ofreció una suspensión de la ejecución, pero la rechazaron, añade el comunicado.
Entre la multitud que asistió a la ejecución se encontraban funcionarios de alto rango, incluido el ministro del Interior, Sirajuddin Haqqani.
‘Ojo por ojo’
Las ejecuciones públicas fueron habituales durante el primer gobierno de los talibanes, de 1996 a 2001, pero sólo unas pocas han sido ejecutadas desde que regresaron al poder en agosto de 2021, según datos de la AFP.
En 2022, Akhundzada ordenó a los jueces que implementaran plenamente todos los aspectos de la interpretación de la ley islámica por parte del gobierno talibán, incluido el castigo “ojo por ojo”, conocido como “qisas”, que permite la pena de muerte para vengar el delito de asesinato.
En febrero se llevaron a cabo tres ejecuciones públicas en una semana.
Dos hombres fueron ejecutados con múltiples disparos frente a una gran multitud en la ciudad oriental de Ghazni, seguido días después de una ejecución pública similar en la provincia norteña de Jozjan.
El castigo corporal, principalmente la flagelación, es común bajo la autoridad talibán y se ha empleado para delitos como el robo, el adulterio y el consumo de alcohol.
La ley y el orden están en el corazón de la ideología radical de los talibanes, que surgió del caos de una guerra civil tras la retirada de las fuerzas soviéticas de Afganistán en 1989.
Una de las imágenes más infames de esa época mostraba la ejecución en 1999 de una mujer que vestía un burka largo en un estadio de Kabul. Fue acusada de asesinar a su marido.
Las Naciones Unidas y grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional han condenado el uso del castigo corporal y la pena de muerte por parte del gobierno talibán.
Según Amnistía, China, Irán, Arabia Saudita, Egipto y Estados Unidos serán clasificados como los mayores practicantes de la pena de muerte en el mundo en 2022, respectivamente.
(A excepción del titular, esta historia no fue editada por el personal de NDTV y apareció en un canal sindicado).