Hace 150 años, el cirujano y político William Crowther supuestamente robó el cráneo del líder aborigen William Lane de la morgue de Hobart. Hoy en día, el crimen ha provocado controversia en la ciudad, ya que la estatua de Crowther, que alguna vez estuvo en lo alto de una plaza central, yace en ruinas: sus piernas fueron cortadas por vándalos.
En el corazón de Hobart, Tasmania, el monumento de bronce estuvo una vez en lo alto de una plaza bordeada de robles. La estatua había sido amputada previamente a la altura de los tobillos, dejando sólo las piernas de bronce, informó la BBC. El vandalismo, con las palabras “lo que pasa” pintadas con aerosol en su base, simboliza una lucha más amplia: un debate sobre el colonialismo, el apartheid y la oscura historia del trato dado a los aborígenes en Tasmania.
La notoriedad de William Crowther proviene de un incidente ocurrido hace 150 años, cuando supuestamente entró en una morgue y mutiló el cuerpo de un líder aborigen, William Lann. El cráneo de Lan fue robado y luego enviado al extranjero como trofeo, lo que muestra la opinión de los colonos sobre los aborígenes de Tasmania como extintos. Hoy en día, los descendientes de Lan y muchos miembros de la comunidad indígena ven a Crowther como un símbolo de la brutalidad y el borrado colonial.
William Lann, a menudo referido como el último aborigen de Tasmania “de pura sangre”, simboliza la trágica historia de los aborígenes de Tasmania y el maltrato que sufrieron los colonizadores británicos. Nacido alrededor de 1835, Lan era parte del pueblo Palawa, los habitantes originales de Tasmania (anteriormente Tierra de Van Diemen). Lan fue expulsado por la fuerza de su tierra natal y vivió en dos infames campamentos establecidos para confinar a los indígenas. Se le recuerda como un compañero de barco y defensor de su pueblo.
William Lane, que alguna vez se pensó que era el último hombre aborigen de Tasmania, se convirtió en objeto de explotación científica. Murió de una enfermedad en 1869 a la edad de 34 años. Antes de su entierro en 1869, médicos interesados en estudiar el llamado “eslabón perdido” entre humanos y neandertales robaron partes de su cuerpo, incluidos brazos, piernas y cráneo. Aunque Crowther negó su participación, el escándalo sacudió a la ciudad en ese momento y provocó su despido del hospital.
Para los activistas aborígenes, como Nala Mansell, la estatua de William Crowder representa no sólo un hombre sino una narrativa falsa de la eliminación de los aborígenes de Tasmania. Por el contrario, algunos residentes de Hobart, descendientes de Crowther, lo ven como una figura histórica importante cuyas contribuciones no deben verse eclipsadas por fechorías pasadas.